lunes, 10 de marzo de 2014

Conversión del tejido adiposo blanco en tejido pardo


                                           


Por mucho tiempo se pensó que el tejido adiposo pardo solo tenía como función mantener el calor en los animales que hibernaban, sin embrago desde hace ya más de 3 décadas, se ha estudiado intermitentemente la manera en cómo el tejido adiposo pardo podría contribuir a cambios en el metabolismo energético humano.

Recientemente, en 2013, investigadores del Instituto Federal de Tecnología en Zurich, Suiza mostraron en su estudio publicado en Nature Cell Biology, la capacidad de conversión del tejido adiposo blanco en pardo.
Lo primero es entender la diferencia entre el tejido adiposo blanco y pardo, la cual radica en que el primero es conocido por su función de almacenaje de lípidos, mientras que el segundo utiliza la energía a partir de lípidos y carbohidratos para producir calor, lo que aumenta el gasto energético. En los bebés, el tejido adiposo pardo es esencial para mantener su temperatura corporal. Hasta ahora se consideraba que luego de la infancia este tipo de tejido desaparecía pues ya no cumplía con ninguna función.

Una característica importante del tejido adiposo pardo es su gran vascularización y la cantidad de mitocondrias que posee. Además, se diferencia por
la presencia de la proteína desacopladora 1 (UCP-1) mitocondrial, la cual produce que el tejido adiposo pardo utilice más energía para producir la misma cantidad de energía que otro tipo de célula. Es gracias a estas proteínas que los animales que hibernan pueden protegerse de la hipotermia.

Hasta el momento se sabía de la existencia de estos dos tipos de tejido adiposo pero no se sabía que éstos podían interconvertirse de acuerdo a factores externos como la temperatura o la dieta. Christian Wolfrum, co-autor del artículo “Bi-directional interconversion of brite and white adipocytes” demostró a través de experimentos con ratones con adipocitos genéticamente marcados, que luego de mantener a los animales en una temperatura de 8°C por una semana y posteriormente mantenerlos a temperatura ambiente, logró que se formaran adipocitos pardos durante el periodo de frio y que éstos regresaran a ser adipocitos blancos luego de mantenerse en una temperatura más cálida.


Ahora se sabe que tanto los humanos como los ratones se adaptan a temperaturas frías mediante la formación de adipocitos pardos dentro de los depósitos de grasa de los adipocitos blancos. Estas células denominadas “brite cells” -de la contracción de las palabras “brown” y “white”- son menos comunes en personas que viven en regiones geográficas más cálidas. Sin embargo, el origen de este tipo de adipocitos pardos aún no está elucidado por completo, aunque existe la hipótesis de que las células “brite” se forman a partir de células precursoras o bien a través de la interconversión.

Adicionalmente, un estudio realizado por científicos del Instituto Sanford-Burnham de Investigación Médica en Florida, destaca que los ratones expuestos a un clima frío aumentan los niveles de hormonas llamadas péptidos natriuréticos cardiacos, los cuales están implicados en la homeostasis de sodio, potasio y tejido adiposo.

Muchos estudios se han basado en averiguar la manera de aumentar el número de adipocitos pardos en humanos adultos, sobretodo en sujetos obesos, lo que les permitiría utilizar el exceso de energía en forma de calor y perder peso.

Por otro lado,  algunos estudios se han enfocado en evaluar el efecto de diferentes tipos de grasas sobre la capacidad termogénica del tejido adiposo pardo. Los resultados sugirieron que la ingesta de ácidos grasos saturados en comparación con los ácidos grasos mono y poliinsaturados, disminuyó la termogénesis al declinar la actividad simpática del tejido adiposo pardo, lo que resultó en una acumulación de grasa corporal.

Actualmente los tratamientos para el sobrepeso y la obesidad se han basado en controlar el balance energético mediante la reducción en el ingreso de energía al organismo. Con estos nuevos descubrimientos, los estudios futuros se podrían basar en el otro lado de la ecuación, el gasto energético. El desarrollo de medicamentos,  procedimientos o recomendaciones dietéticas que promuevan el intercambio entre tejido adiposo blanco y pardo parece ofrecer un nuevo panorama en términos del aumento en el gasto energético y el tratamiento para la obesidad.

BIBLIOGRAFÍA:

Rosenwald M, Perdikari A, Rülicke T, Wolfrum C: Bi-directional interconversion of brite and white adipocytes. Nature Cell Biology 2013
Bauchman Heather. Brown fat: not just for babies and bears. Sanford | Burnham Medical Research Institute. July 29, 2010.

Takeuchi H, Matsuo T, Tokuyama K, Shimomura Y, Suzuki M. Diet-induced thermogenesis is lower in rats fed a lard diet than in those fed a high oleic acid safflower oil diet, a safflower oil diet or a linseed oil diet. J Nutr. 1995 Apr;125(4):920-5.
Lee P, Swarbrick MM, Ho KK. Brown Adipose Tissue in Adult Humans: A Metabolic Renaissance. Endocr Rev. 2013 Apr 2.

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